Mi pueblo grande

Las calles de mi ciudad han soportado un inusual tráfico vehicular durante esta última semana. Sus habitantes parecen haberse multiplicado por cien. El motivo, las sonadas fiestas de Guayaquil.

Debo decir que he cambiado mucho en estos dos últimos años. Antes detestaba las aglomeraciones, el ruido, el caos. Ahora, disfruto de lo que venga. Así, caminando por la noche en estas calles atestadas de gente chocándose unos con otros, disfruté el folklor de mi pueblo como no lo había hecho antes.

Y es que por más regeneraciones urbanas que se construyan, y así llegue la modernidad a toda la ciudad, esta es y seguirá siendo un pueblo grande. Y no es una crítica, es lo que es. Ciudad porteña, acoge a miles de migrantes de todo el país que ven en la gran urbe una oportunidad de trabajo. El símbolo de la inequidad en la distribución de riquezas que ha existido en este país, y guste o no, esa es una realidad.

Sólo en los días de elecciones y en la fiestas de Guayaquil, se puede apreciar su gran población. Los habitantes de las periferias, de los barrios marginales, de todos los rincones salen a la "ciudad". Porque ciudad es solo esa que sale en las fotografías, lo demás es lo que se tapa pero que ahí está.

Todos hacemos Guayaquil, ciudad que me sirve de inspiración constantemente. Y me río de su folklor diariamente:

  • En la procesión fúnebre que atravieza la avenida Quito todos los días a las 16h00, haciendo colapsar el tráfico;
  • En el imitador de Sandro subido en una tarima en el parque Centenario frente a un centenar de desocupados, que en un día cualquiera disfrutan con ojos de nostalgia sus canciones;
  • En la banda de la Policía Nacional que entona cumbias, rancheras, salsa, en los parques.
  • En el vendedor ambulante que me ofrece el vaso de coca cola (que en realidad es big cola disfrazada) a diez centavos;
  • En los vendedores de caramelos que se suben a los buses con el mismo discurso de "cuanto le vale, cuanto le cuesta", "treinta centavos no lo enriquecen ni lo empobrecen";
  • En aquel hombre bien enternado, que al abrir su maletín ejecutivo en el Palacio de Justicia, vende sus pasteles de carne y pollo.

Y el folklor se intensifica más aún en sus fiestas. Llegó el Play Land Park, las decenas de circos que bien podrían salir de las novelas de García Márquez, el desfile con sus carros alegóricos, la tarima patrocinada por el Presidente, la otra tarima patrocinada por el Alcalde, los buses intercantonales llenos de turistas de pueblos vecinos, etccccc.

Guayaquil es más que brillo y oropel. Es mucho más que calles regeneradas, un hermoso malecón frente al río, su cerro Santa Ana lleno de colores, su "boulevard" 9 de octubre. La regeneración urbana enorgullece a sus habitantes, atrae el turismo, eleva la autoestima del Guayaquileño, crea más lugares de esparcimiento, pero no debe servir de fundamento para que cierto sector niegue la identidad de esta ciudad, su diversidad, y su folklor.

Viva Guayaquil!!!!

Aquí la canción del viejo Napo que no podía faltar en estas fiestas, Guajira a Guayaquil. El video dice muchísimo de la identidad de esta ciudad.


4 comentarios:

Guillermo dijo...

Como me haces extranar mi pueblo grande. este sabado le mando una carta de amor de lejos a mi guayaquil, desde el Bear Mountain Trailside Zoo, donde tocare a al mediodia, 1 de Agosto... Sera un repertorio lleno de Napo y Hugito Idrovo, un par de rockoleras y la original mia vaga. deseame suerte! y si hay gente NewYorquina que este por alli, ven a tasar!

Ernesto Yitux dijo...

Los desocupados del centenario somos lo màximo jaja

MamaQuil dijo...

Guile: suerte en tu concierto! y que bueno que lleves a ny nuestra música :)

Yitux: esa es mi zoooona. Hoy estuve a medio segundo de que una iguana me bautice.

Javier Alcívar dijo...

Tiene la boca llenesita de verdad. Todo lo malo de la ciudad para algunos, es lo que nos hace sentir falibles, organicos y autenticos.